24 de octubre 2025
Antonio Silva Aranguren
Presidente del Consejo Directivo de AVEDA 2024-2026
Doy la bienvenida, en representación del Consejo Directivo de la Asociación Venezolana de Derecho Administrativo y también en nombre de sus afiliados, todos profesores de esta disciplina en diversas universidades del país, a las Jornadas 2025, dedicadas este año al estudio de las tendencias en la regulación económica.
AVEDA fue fundada en 1968, con lo que nos acercamos a las 6 décadas de existencia, por el impulso de quien fue su primer Secretario General, Allan Brewer-Carías, que para entonces tenía 29 años, y, con ese ánimo que jamás le abandona, supo convencer a los profesores de derecho administrativo en aquel tiempo en la Universidad Central de Venezuela (Antonio Moles Caubet, Eloy Lares Martínez, Tomás Polanco Alcántara y Gonzalo Pérez Luciani, por solo nombrar a los que formaron la directiva inicial) de la importancia de contar con una institución que los agrupase.
Justo en honor a los maestros, AVEDA dedica todos los años sus actividades a la memoria de alguno de los juristas de aportes especialmente destacables. Lo llamamos Año Conmemorativo y este 2025 se ha escogido al profesor Tomás Polanco Alcántara. Estas Jornadas son por tanto parte de la conmemoración, como lo han sido todos los eventos previos y lo serán los de los dos meses y medio que faltan para acabar el año, que cerraremos con un acto para ofrecer la digitalización de su bibliografía, al igual que hemos hecho con los juristas que lo han precedido en esta celebración.
Hemos logrado así presentar al público los textos publicados por Federico Urbano, el primer profesor de derecho administrativo en Venezuela cuando apenas iniciaba el siglo XX y también los varios tomos de las dos ediciones del Tratado de Derecho Administrativo del José Manuel Hernández Ron, quien en el ya lejano 1937 dio a la imprenta lo que fue la primera obra de esa magnitud en el país.
En AVEDA estamos muy complacidos con esto, porque a la par de desear ser parte del desarrollo, del futuro del derecho administrativo, queremos tener presente lo que nos ha precedido, entrelazados los tiempos como siempre lo han estado.
En el primer poema de los que componen sus Cuatro cuartetos, T.S. Elliot nos dice, en una traducción libre: “Tiempo presente y tiempo pasado / se hallan presentes en el tiempo futuro / y el tiempo futuro contenido en el tiempo pasado”. Su compatriota William Faulkner, no muchos años después, puso en boca de uno de los personajes de su novela dialogada, casi teatral, “Réquiem por una mujer”, como se tradujo el título en español, lo siguiente, también en libre traducción: “El pasado no muere nunca. Ni siquiera es pasado”.
Puede parecer una idea temible, pues sobran los pasados que queremos dejar atrás para siempre y presentes que queremos convertir también pronto en pasados olvidados, pero para lo que pretendemos en AVEDA nos sirve para recordar que estamos acá y ahora porque antes estuvieron otros y que estamos acá y ahora para dejar algo que sea útil para quienes estén acá pero más tarde.
Agustín Gordillo, fallecido el año pasado, en su conocido Tratado de Derecho Administrativo, al explicar las relaciones de éste con el derecho civil, relata cómo los hechos, es decir, el pasado, los han acercado más de lo que a veces pensamos, pero que toca “a los juristas de hoy y del mañana” estar atentos. Vuelve la imagen de quien en el presente observa lo que ante sus ojos se va haciendo pasado y a quien alcanza de manera irremediable lo que hasta hace nada era el futuro.
Ese observador forma lo que identificamos como doctrina: en este caso nuestros invitados a las Jornadas y también los asociados en AVEDA e incluso el público.
De siempre se ha subrayado el papel de la doctrina en el derecho administrativo. Jean Rivero, por ejemplo, alude a la triple función de la doctrina —en su criterio, organizar, divulgar y juzgar el material con el que trabaja: normas y jurisprudencia, sobre todo— y asegura que en esa triple función “asume un rol que no se puede reemplazar”. Nuestra cita a Rivero no es casual: aunque apoyarse en él nunca vendrá mal, me permite cierta forma de publicidad para informar que el Instituto de Derecho Público de la Universidad Central de Venezuela, del cual se desprende la idea misma de crear AVEDA, cuenta con una biblioteca digitalizada que incluye el libro “Derecho Administrativo” de Rivero, en su novena edición, en traducción hecha en el propio Instituto con el aval de su autor y de la editorial francesa.
Ese papel que no se puede sustituir, parafraseando a Rivero, es parte por supuesto del espíritu tras estas jornadas, como lo es el de todos los eventos similares que se producen en tantos lugares del mundo a diario: reunirnos para unos obsequiar lo que saben y lo que piensan y otros para recibir el regalo y sumarlo a lo que saben y también pensar sobre ello.
Es un acto de reciprocidad, como lo es todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. Ha sido así siempre: podemos echar atrás 2000 años y veremos que Séneca ya lo dijo. En sus Cartas a Lucilio o Epístolas Morales a Lucilio, escritas cercano el fin de su vida, sostuvo que uno debe asociarse con aquellos que nos harán mejores y acercarse a quienes uno mismo podría ayudar a mejorar, pues el proceso es mutuo y se aprende enseñando, con lo que cabría completar que también se enseña aprendiendo.
Deliberadamente he dejado fuera de esta presentación referencias al tema que nos ocupará esta mañana de jueves y la mañana del próximo jueves, para que sean los ponentes, acompañados por los moderadores y el público, lo que nos introduzcan en ellos. Me limito a agradecer a unos y otros su generosidad y espero que de nosotros reciban algo que les anime a aceptar nuevas invitaciones.